La cistoscopia se utiliza para diagnosticar, controlar y tratar las afecciones que afectan la vejiga y la uretra (caño de orina).
El procedimiento se realiza de forma ambulatoria, con una duración de 30-40 minutos, bajo sedación. Esto minimiza las molestias y las hace totalmente tolerables. Se coloca un tubo flexible, largo y delgado con luz llamado cistoscopio dentro de la uretra y se desplaza hacia la vejiga.
Cabe la posibilidad que durante la cistoscopía haya que realizar modificaciones del procedimiento por los hallazgos del procedimiento.